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miércoles, 19 de noviembre de 2014

26 años de la masacre de Segovia

La jornada Sembrando Esperanza, cosechando memoria paz y reconciliación que se llevó a cabo en el Nordeste Antioqueño, del 10 al 11 de noviembre, culminó en Segovia donde se conmemoraron 26 años de la masacre que enlutó a este municipio el 11 de noviembre de 1988.




Prensa Reiniciar

Con una jornada muy sentida que incluyó una misa en el parque de Segovia, intervenciones de algunos sobrevivientes de la masacre de Segovia, un foro sobre posacuerdo y mucho arte terminó este recorrido por el Nordeste Antioqueño.

El párroco de Segovia invitó a la población a perdonar para seguir adelante, a pesar de las heridas causadas al tejido social del municipio con esta masacre que enlutó muchas familias, las cuales perdieron a sus familiares.

Por su parte, Jaime, uno de los sobrevivientes, invitó a la comunidad a ser menos indolente con respecto a su historia. En su intervención resaltó el hecho de que las autoridades locales no participaron para honrar la memoria de las 43 personas asesinadas y las heridas.

Jael Cano, lideresa y ex concejala del municipio de Segovia, referente para activistas y la comunidad en general, invitó a los asistentes a honrar la memoria de sus muertos y a seguir luchando por las reivindicaciones sociales.

Tras las intervenciones sociales se presentaron en el Teatro Minero, de Segovia, dos obras de teatro que representaban las secuelas del conflicto armado, los daños en el tejido social y en los sueños de la comunidad.

Las masacres ocurridas en las fincas “La Honduras”, “La Negra” y “La Mejor Esquina”, en el sector bananero de Urabá, hacían presagiar lo peor y generaron zozobra entre la población de Segovia (Antioquia).

En Segovia, María Constanza y otros habitantes leían grafitis que anunciaban algo terrible para el 31 de octubre pero no ocurrió nada. La comunidad se tranquilizó pese a que un campero recorría las calles del pueblo con paramilitares asesinando gente.

Sin embargo, la tensa calma fue interrumpida 11 días después cuando con lista en mano, de 60 personas, llegaron paramilitares y asesinaron a 43 personas que eran militantes, miembros o simpatizantes de la Unión Patriótica (UP).

El objetivo de esta masacre era claro: eliminar a militantes de la UP que ganaron las elecciones en marzo de 1988, con Rita Ivonne Tobón, en este municipio que había sido tradicionalmente el fortín político de César Pérez García, liberal, y autor intelectual de la masacre.

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