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jueves, 10 de agosto de 2017

Solidaridad con Venezuela en las buenas y en las malas

Si hemos de quedar solos apoyando y defendiendo el proceso democrático y revolucionario venezolano, lo haremos con decisión y coraje. Bien dijo Jorge Eliécer Gaitán Ayala: “Más vale una bandera limpia y solitaria sobre una cumbre que cien banderas tendidas sobre el lodo”.

Foto: Eneas El futuro de Venezuela via photopin (license)


Nelson Lombana Silva

La solidaridad con el pueblo y el proceso revolucionario que se viene sucediendo en la hermana república de Venezuela es incondicional, directa y sin ambages. No es a tintas medias, asumiendo posturas vergonzantes que cambian de color y de conceptos como los camaleones. Esos personajillos son solidarios de papel y de montonera. Se inclinan para el lado que se inclina la balanza, cambian de posición ideológica como cambiar de ropa.

Si hemos de quedar solos apoyando y defendiendo el proceso democrático y revolucionario venezolano, lo haremos con decisión y coraje. Bien dijo Jorge Eliécer Gaitán Ayala: “Más vale una bandera limpia y solitaria sobre una cumbre que cien banderas tendidas sobre el lodo”. A la mierda los cobardes y calculadores electoreros de pacotilla.

En personajes que posan de izquierdosos no son nada nuevo. Ayer votaron por el procurador Ordóñez, hoy niegan a Maduro diciendo que no lo conocen. Asumen la misma postura de Pedro cuando negó a Jesús tres veces antes de que cantara el gallo.

También se encuentran en esa postura pusilánime lideresas que saltaron de la izquierda a la derecha por un miserable ministerio. Y para congraciarse con su clase social salen a dar lecciones de política. Que el presidente Maduro tiene que reconocer la espuria Asamblea Nacional, reconocer la gestión de la fiscal Luisa Ortega Díaz y echar para atrás la Constituyente en marcha. ¡Con amigas así para qué enemigos!

Pero, ¿cuál es la razón de semejante postura pro gringa? La ausencia de conciencia de clase, la carencia de teoría-práctica y la megalomanía.

Ante estas debilidades ideológicas tan protuberantes, son pasto fácil de la guerra mediática. Temerosos de perder un voto, no dudan en colocarse al lado de la oligarquía a hacer el consabido coro contra el presidente Maduro y el proceso revolucionario que se viene desarrollando. Alguien dijo acertadamente: “Los medios son máquinas de guerra ideológica”. Qué lástima que estos personajillos se hayan dejado triturar por esas máquinas mediáticas y hoy como mansas palomas repitan el discurso imperialista de los Estados Unidos y la oligarquía mantuana venezolana.

Sin embargo, con ellos o sin ellos, el proceso democrático y revolucionario seguirá desarrollándose en la hermana república, se consolidará con la Constituyente en marcha alcanzando estadios superiores siguiendo las manecillas del reloj. Estos líderes desteñidos pasarán a la historia sin ton ni son. Se cumplirá una vez el pensamiento de Gaitán: “El pueblo es superior a sus dirigentes”.

Hay que tener claro que no se está definiendo solamente el presente y futuro de Venezuela. En realidad se está definiendo el futuro de América Latina y más allá. Por lo tanto, no puede haber vacilaciones de ninguna naturaleza. No caben términos medios. Hay que cerrarle el camino al neofascismo. Una agresión militar directa a la patria de Bolívar significaría también una agresión directa al pueblo colombiano. ¿Por qué? Porque el apátrida ex presidente Álvaro Uribe Vélez le entregó la soberanía nacional a los Estados Unidos permitiendo la instalación de siete bases norteamericanas. Nuestro territorio está en inminente peligro, el territorio de los Estados Unidos no.

Así las cosas, una agresión a Venezuela constituye una agresión a Colombia. Es un elemento más para apoyar la heroica lucha que viene desarrollando el pueblo patriota con el singular liderazgo de Nicolás Maduro Moros. Unidad e internacionalismo proletario con Venezuela son las consignas del momento indudablemente.

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