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sábado, 29 de febrero de 2020

Ni muuuu…

Duque le dijo a Bolsonaro que no había que politizar el tema de la reforestación de la Amazonia. Sin embargo, terminó siguiendo los pasos de su cuestionado homólogo de Brasil.




María Jimena Duzán

El Amazonas colombiano puede terminar convertido en pasto de ganadería extensiva o en tierra para grandes cultivos de palma africana, pero a Duque ese fatídico escenario no parece inquietarlo ni perturbarlo.

Él no ve esas grandes extensiones de tierra que se ven desde el aire, convertidas ya en hatos ganaderos, las cuales se repiten desde el parque de La Macarena, Tinigua y Los Picachos. No ve tampoco cómo estos hatos ya están llegando al límite de la parte norte del Parque de Chiribiquete. Tampoco ha visto los grandes cultivos de palma africana a lo largo del río Guaviare, que se hacen a la tierra gracias a incendios de grandes proporciones que terminan quemando los morichales. En menor proporción, se ven cultivos de coca que en su mayoría responden a pequeñas parcelas y muy pocos abarcan grandes extensiones.

Duque no ve nada de lo que todos los que hemos ido al territorio vemos. Pero sobre todo, no ve lo que muchos de sus funcionarios han visto y temen: que falta muy poco para que esta colonización que se está apropiando de las tierras de manera ilegal, entre con toda su fuerza al Parque de Chiribiquete, que es el centro de un gran ecosistema que une la cuenca del río Amazonas con la del Orinoco, y que sirve de conector con los Andes. Si el Parque de Chiribiquete sucumbe a esta fuerza colonizadora que busca apropiarse ilegalmente de tierras para venderlas e inflar los precios como de hecho ya está sucediendo en el Guaviare, se comprometería el agua que tomamos en Bogotá y el aire que respiramos.

Pero y entonces, ¿qué es lo que el presidente Duque ve cuando habla de defender el Amazonas?

Él ve solo lo que quiere ver: borra los inmensos hatos ganaderos, los grandes cultivos de palma africana y solo ve los cultivos de coca. Duque y los militares insisten en decir que la deforestación de la Amazonia es para sembrar coca, lo cual no es verdad. El Guaviare es el departamento donde mejor funcionó la erradicación voluntaria de la coca y las cifras de la ONU lo dicen. La verdad es que la selva del Amazonas la están devastando no para sembrar coca, sino para convertirla en pasto de ganadería extensiva y para abrirle paso al cultivo de la palma africana, una verdad que, repito, Duque se resiste a reconocer.

Para Duque, experto en ver solo lo que quiere ver, el gran responsable de la deforestación de la Amazonia es Gentil Duarte, jefe de las disidencias de las FARC, que opera entre La Macarena y el Chiribiquete. Ese diagnóstico también es errado. Es cierto que Gentil Duarte tiene el control sobre ese corredor, que se abrió del proceso de paz, que puede estar incentivando algunos cultivos de coca y que también tiene tierras con hatos ganaderos.

Pero él no es el único actor ni el más importante motor de esta fuerza colonizadora. Todos en el Guaviare saben quiénes son los que les pagan a los campesinos para que incendien grandes extensiones de selva, pero no se atreven a decir sus nombres por temor a que los maten. También saben que están involucrados grandes terratenientes que operan como especuladores de la tierra y que muchos de ellos son prominentes políticos a los que la Justicia no les ha hecho nada.

Duque le dijo al presidente Bolsonaro que no había que politizar el tema de la deforestación de la Amazonia. Sin embargo, nuestro presidente terminó siguiendo los mismos pasos de su cuestionado homólogo de Brasil y politizó el tema.

Con su lectura sobre lo que está pasando en el Amazonas, Duque le está haciendo un guiño al uribismo, que siempre ha creído que este país –incluida las selvas– hay que pavimentarlas y llenarlas de palma africana y de hatos ganaderos. Y lo hace al poner énfasis en que el gran responsable de la deforestación de la Amazonia es Gentil Duarte y no esa colonización impulsada por grandes terratenientes que desde luego están operando en connivencia con todos los actores armados de la zona, incluidas las disidencias.

A finales de 2018, el entonces gobernador del Guaviare, Nebio Echeverry, en un taller de “Construyendo país” realizado en San José del Guaviare, planteó en las narices del presidente Duque lo que él quería hacer de la selva: en pleno pico de la mayor deforestación de la Amazonia colombiana, habló de fortalecer el hato ganadero, de pavimentar las vías; es decir, de construir la Marginal de la Selva, una carretera que ha sido muy cuestionada por muchos pobladores porque detrás de ella vienen los especuladores de tierras. Y finalizó con esta joya que puso en boca de los pobladores de la región que siempre llevan del bulto: “Los campesinos de mi departamento están antojados de palma”.

Duque, el presidente que le advirtió al mundo que defendería la Amazonia, no dijo ni muuuu...

Coda: vea el reportaje que hice en la serranía de La Macarena que está publicado en esta columna.

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