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miércoles, 24 de julio de 2013

El capital financiero: autoritario e impositivo

La dictadura del sector financiero impone exigencias al crédito.

Nelson Fajardo

La Dirección Nacional de Impuestos Nacionales (DIAN) acaba de informar que el sector financiero adeuda a los consumidores con tarjetas de crédito y débito el retorno de dos puntos del IVA por compras de productos gravados con el 16% y el 10%. Esta deuda corresponde al consumo por 16 billones de pesos durante los primeros cuatro meses de 2013. Es, por lo tanto, una deuda suspendida desde enero hasta nueva orden.


Según un funcionario de la entidad, la causa de la situación está en los cambios a que se ve abocado el sistema financiero, a raíz, no solo de la implementación de la medida señalada, sino también los efectos de la aplicación del impuesto al consumo, tributo que afecta fundamentalmente el gusto de los sectores populares.

Por su parte, la banca relacionada con la recepción del volumen del impuesto muestra que se requiere mucho tiempo para concluir el ajuste, por lo tanto las modificaciones que se hagan pueden conducir a que muchos consumidores queden por fuera del sistema y anulada por eso la posibilidad de beneficiarse de ese retorno. Además, y debido a las dificultades que presenta el ordenamiento, los dos puntos del IVA no serán pagos a los consumos gravados con el 16% y el 10%; sino del 16% y el 5%, agregando el beneficio por el no cobro del servicio de la banca móvil, eufemísticamente llamado nuevo producto financiero.

Se trata, cuando se asume este tipo de conceptos –producto financiero- de un lenguaje que corresponde a la adaptación de las categorías de la actividad productiva de bienes a la actividad especulativa en que se mueve el sector financiero, que no produce sino que contribuye a la realización del producto, ese sí generado en el aparato productivo (economía real) y el cual es sometido a la presión de la banca para asegurar, supuestamente, la mayor velocidad de rotación del dinero y con él de las mismas mercancías.

Es bueno recordar que en Colombia operan más de 221 mil datáfonos, a través de los cuales se han hecho las transacciones para comprar esos 16 billones de productos reales. Frente a esa capacidad de transacciones, un funcionario lanza el mensaje de que los colombianos pueden estar tranquilos por cuanto “el derecho está causado y la plata será devuelta de manera retroactiva, cuando se complete el proceso de reglamentación de la devolución” [1].

El capital financiero bancario

El capital hecho dinero, con estas jugadas, muestra su naturaleza: está en función de garantizar que la ganancia se asegure, incluso con medidas autoritarias e impositivas, que no consultan para nada el interés real de los usuarios.

Frente a la retención de la plata, por fallas técnicas, la banca implicada manipula de tal manera que no está obligada a reconocer intereses de mora por el atraso en el pago. También se da el lujo, de manera arbitraria, de elegir a qué franja de los contribuyentes al IVA por consumo le reconocerá el pago, cuando pasa de la franja de 16% y 10% a la franja de 16% y 5%. ¿Será que con esas jugadas no generan evasión?

Y no conformes con estas andanzas, ocultan su acto delictivo tras el beneficio con el servicio de la banca móvil, servicio que se ha endosado históricamente al usuario para reducir costos de producción, tal como sucede con los extractos, que ya no llegan en físico, sino que se le endosa el costo del papel, la impresión y el gasto de energía al usuario.

Es decir que, además del precio del servicio, el usuario tiene que asumir costos de producción, que es, supuestamente, compensado con una dádiva como no cobro del servicio a la banca móvil. Es decir, que mientras el usuario pierde más, el capital, hecho capital dinero, reduce los costos, incumple sus compromisos por “fallas técnicas” que son aceptables y sin discusión, e impone sus condiciones a quien usa ese servicio, hoy convertido, fantásticamente, en actividad productiva.

La dictadura del sector financiero llega a extremos tales que impone todo un cumulo de exigencias a quienes requieren créditos, principalmente los sectores populares y la pequeña burguesía, a fin de asegurar que no solo retorna a sus arcas el capital prestado, sino los altos intereses de colocación, que hacen del sector uno de los más rentables. Rentabilidad que es inflada cuando las tasas de interés encarecen el precio del consumo directo y puede derivar en una crisis hipotecaria, por ejemplo la que se viene anunciando por los altos precios del metro cuadrado por la vivienda.

En síntesis, el sector financiero del capital impone, no negocia, sus objetivos y sus metas para dar la apariencia de un alto crecimiento económico, que oculta los efectos negativos de la especulación, sin reconocer sus efectos sobre los individuos, las pequeñas empresas y las propias finanzas del Estado.

Nota:

1. Este año no han devuelto puntos de IVA a la gente, El Tiempo en Economía y Negocios, viernes 12 de julio de 2013, página 7

Semanario Voz

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