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martes, 23 de julio de 2013

Policías agreden a personas LGBT en el Caribe


En los últimos 15 días Maicao, Sincelejo y Cartagena. epicentros de violencia policial contra mujeres trans y hombres gays. Descargas eléctricas, golpizas, revictimización y burlas por parte de Policías en Maicao, Sincelejo y Cartagena dan cuenta como esta institución aun no asume un compromiso serio con la protección de las personas LGBT, tal como lo consagró en su Directiva 006 de 2010.


Corporación Caribe Afirmativo

Hace más de tres años la Policía Nacional generó un compromiso con la protección de las personas lesbianas, gays, bisexuales y trans (LGBT) con la directiva 006 de 2010 en la que, entre otras, creó unos mecanismos internos de protección y reconocimiento de derechos para este grupo poblacional, la figura de un policía de enlace en cada comando y la voluntad de poner en funcionamiento procedimientos idóneos de investigación, sanción y garantías de no repetición de aquellas acciones que dentro del servicio policial pusieran en riesgo la vida digna y la garantía de derechos de este sector poblacional.

Sin embargo, en las últimas semanas tres episodios en el Caribe colombiano dan cuenta de que efectivamente dista mucho el accionar cotidiano de la Policía para asumir un compromiso en materia de protección de derechos de las personas que se hacen más vulnerables en medio de la diversidad sexual y las identidades de género diversas con lo consagrado en sus compromisos.

Caribe Afirmativo desde 2009 ha documentado y denunciado 49 acciones sistemáticas en la región por parte de miembros de la Policía que lejos de proteger a la población LGBT la ponen en riesgo, particularmente en espacios públicos, negando derechos y aplicando acciones de violencia física, verbal y simbólica que dan cuenta de la tarea pendiente que tiene esa institución con la defensa, promoción y protección de derechos a las personas de éste grupo poblacional.

Situación que aumenta y se agudiza en los últimos días, justo después de que la región le apostara a proceso de visibilización como las marchas (Barranquilla, Valledupar, Maicao) y eventos públicos de exigibilidad de derechos (Montería y Santa Marta).

En primer lugar el domingo 1 de julio de 2013, en el municipio de Sincelejo, en inmediaciones de Aguas de la Sabana, lugar de encuentro de las mujeres trans de la organización Sucre Alternativo, un policía adscrito a la oficina de Derechos Humanos de la departamental de Sucre llegó hasta el lugar y detuvo a una de las jóvenes que se encontraba allí. llevándola hasta la comandancia departamental en el centro de la ciudad. El motivo del arresto que dio el uniformado a la mujer trans: “…es que su forma de vestir no le permite estar en el espacio público”.

Ella permaneció por cinco horas privada de la libertad en instancias del comando hasta que una de sus compañeras, lideresa del proyecto, fue a buscarla. Al llegar pudo constatar que un grupo de policías se burlaba de ella por su identidad de género diversa, insultándola con expresiones de alta violencia. Cuando al día siguiente las compañeras del proceso se acercaron a la dirección de Derechos Humanos a preguntar los motivos de la captura, se enteraron que no se había hecho ningún registro de su ingreso, y no dieron razón de por qué realizaron la captura. Solo aparece su registro de salida a las dos de la mañana del lugar.

En segundo lugar, en el municipio de Maicao, departamento de La Guajira, el sábado 13 de julio de 2013, en la calle 16 sector Mono Licores (espacio de divertimento público del municipio), cuatro miembros de la Policía que patrullaban el sector, al llegar al lugar, pidieron solo a las mujeres trans y a los hombres gays que abandonarán la calle.

Al ellos reclamar su derecho a estar allí, de inmediato uno de los policías sacó de sus bolsillos un cable y profirió en varias ocasiones descargas eléctricas sobre el abdomen y brazos a una de las mujeres trans, que además presenta trauma por situación de poliomielitis en su brazo izquierdo, mientras ella exigía respeto a su calidad ciudadana.

Otro uniformado sacó un atomizador y roció sobre los ojos de otros dos chicos gays que había allí, ocasionándoles una pérdida repentina de la visión. Un compañero de ellos increpó a los policías que esos no eran los tratos para ellos y les recordó que solo ocho días antes ellos habían firmado un compromiso de protección con ésta población, y de inmediato, el mismo policía que había proferido las descargas eléctricas le golpeó su rostro en repetidas ocasiones con su mano.

Terminado esto, los subieron a un camión lleno de policías y los condujeron a la estación municipal, donde los dejaron toda la noche retenidos. A la madrugada del día siguiente fueron retirados del comando y reseñados, pero en el libro de ingresos la casilla que corresponde a motivo de su captura hasta la semana siguiente que constatamos la información permanecía vacía.

El tercer hecho se registró en la ciudad de Cartagena, el pasado lunes 15 de julio de 2013, cuando un líder gay del barrio Nelson Mandela sintió que. mientras descansaba con su compañero, unos individuos entraban a su residencia armados con armas blancas y un changón. Al percatarse de la situación, llamó de inmediato a la Policía, al 123, quienes enviaron a una patrulla adscrita al CAI de Venecia que sirve a este sector, quienes lograron capturar a uno de los sujetos armados que intentaba escapar por el patio trasero de la residencia.

De inmediato la Policía le notificó al ciudadano que debía acompañarlos a interponer su denuncia. De camino, los policías decidieron dejar en libertad al capturado y al llegar al CAI le notificaron al ciudadano que el motivo de su decisión era: “…de seguro este (el joven gay) le había solicitado algún servicio sexual y al este no aceptar se generó el forcejeo… Usted tiene cara de hacer eso (le dijo el policía)… así que no se las venga a dar”. De inmediato el ciudadano les recordó el episodio de violencia que recibió minutos antes en su domicilio del cual ellos fueron testigos, y lo único que hizo la Policía fue burlarse de él y hacer ademanes de agresión y morbosidad por su orientación sexual.

Los tres hechos fueron denunciados respectivamente por los agredidos en las Oficinas de Control Interno de la Policía, según conoció el Observatorio de Derechos Humanos de Caribe Afirmativo. En ninguno de los casos se ha presentado al día de hoy alguna reacción de investigación, sanción y reparación a las víctimas de estas agresiones.

Todo lo contrario, en el caso de Sincelejo y de Cartagena, y de forma extraña (pues no es el conducto regular) las víctimas luego de denunciar han recibido llamadas y visitas por parte de los policías agresores intimidándoles y persuadiéndolas a que retiren la denuncia porque “…no les hace nada bien”. Situación que aumenta el miedo y la falta de confianza de las personas de los sectores LGBT sobre la misión de protección y respeto que debe generar la Policía hacia ellos.

Caribe Afirmativo solicita de manera urgente a la Procuraduría en sus diferentes entes territoriales de estas localidades tomar cartas en el asunto, ya que la vida de estas personas corre alto riesgo y su falta de garantías por la revictimización que ha generado la misma Policía aumenta sus niveles de riesgo.

De otro lado hacemos un llamado a los oficiales de enlace y a los diferentes comandantes de la Policía en Sucre, La Guajira y Cartagena, de generar todos los mecanismos necesarios de investigación y sanción de éstas y otras conductas denunciadas, así como de protección a las víctimas y medidas de formación para prevenir actuaciones policiales como éstas que, lejos de hacer a la institución una defensora de los derechos de personas LGBT como consta en la directiva 006 de 2010, la convierten en una institución que violenta, agrede y desconoce garantías ciudadanas en un estado social de derecho.

Orgullo LGBT Colombia

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